
Me dijiste que cuando mi corazón
sintiera frió,
tu serias mi abrigo, mi calor.
Me dijiste que cuando por mis mejillas
rodaran lágrimas,
ahí estarías tu para secarlas.
Me dijiste que me amarías
hasta perder el aliento,
hasta perder la razón.
Me dijiste tantas cosas,
y yo te creí,
y te entregue mi amor.
Me dijiste que jamas
me harías llorar,
y hoy mis ojos lloran,
mi alma se desgarra por tu indiferencia.
Promesas, cuantas promesas,
hermosas, suaves, placenteras...,
pero débiles, frágiles, efímeras...
Escrito por mi el 18/11/2007
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